miércoles, 1 de febrero de 2017

Diferencias entre "lo que se dice" y "lo que se hace"

Como en otros modelos de intervención, también en la mediación, las diferencias entre "lo que se dice" y "lo que se hace" tienen una trascendental importancia.

A ningún mediador que haya trabajado en intervenciones familiares con parejas que están en situación de disolución de su relación le extrañará la frase "yo lo que quiero es lo mejor para nuestros hijos". 

Y, sin embargo, y a pesar de tan relevante afirmación, en estas mediaciones familiares "el tira y afloja" aparece, en ciertas ocasiones, en cuestiones aparentemente triviales (media hora más, o menos, aquí o allá; algunos euros discrepantes; o una proporción no exacta ni matemáticamente equitativa...) 

"Lo que se dice deja de parecerse a lo que se hace" y las conversaciones se dificultan. Comienzan a aparecer intereses y necesidades subyacentes, incluso desconocidas de forma consciente para las partes. Agendas ocultas cargadas de emociones difíciles de reconocer que distancian a las personas del racional objetivo de "hacer las cosas lo mejor posible por el bienestar de los hijos"

Hacer explícitas estas emociones y trabajar con ellas es, en ocasiones, difícil para el mediador (vuelvo a repetir que pueden ser no reconocidas por aquellos en quienes se originan), y hacerlo con mucho tacto y de forma indirecta suele ser la mejor receta para conseguirlo, incluso aunque hacerlo suponga mejoras a un plazo más largo del que nos gustaría.

Como conclusión a esta reflexión, querríamos compartir la experiencia con una familia con la que recientemente trabajamos y donde se daba esta circunstancia.  El resultado fue que, ante la aceptación de esta agenda oculta y altamente emocional, ambas partes asumían que en ese momento existían entre ellos demasiadas trabas emocionales para poder verse con "ojos colaboradores" 

Aquella fue una reflexión sincera y honesta que les impidió llegar a un acuerdo en mediación, pero que les permitió conseguirlo con ayuda de sus abogados (menos cargados emocionalmente). 

Fue una de esas ocasiones en las que, a pesar de no obtener el objetivo del acuerdo, el resultado de la mediación es más gratificante.


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